Creatividad en el aprendizaje teatral - Damián Valgiusti

Creatividad viene de crear, y para crear algo nuevo primero hay que imaginar. Recibimos un estímulo, activamos nuestra imaginación y después lo plasmamos en una creación. Cuando no imaginamos nada nuevo, nos estamos repitiendo, estamos buscando en los mismos cajones... estamos estereotipados.

Podemos crear cuando descubrimos un personaje, inventamos una historia, al probar una nueva planificación de nuestras clases o cuando descubrimos otra forma de vincularnos con una persona. Pero nada de esto ocurre si antes no entrenamos la imaginación.

Estímulo › Persona › Imaginación › Creación
Estímulo › Persona ›No imaginación › Estereotipo

Para crear necesitamos variables fijas y otras liberadas. Así como un edificio necesita un terreno y columnas para transformarse en obra de arte arquitectónica, todo hecho artístico necesitará también una estructura que nos permita viajar, descubrir y delimitar nuestra búsqueda creativa.

Por ejemplo, cuando jugamos Kabuki, el juego para actuar tomamos tres tarjetas que nos proponen una situación, un personajes y un desafío. Esas son las variables fijas. Son los participantes quienes deberán impulsar su creatividad para indagar los universos posibles que conecten las tres tarjetas. Esa conexión se produce a partir de los puentes emergentes que terminan de darle forma a la escena, a la obra o al personajes.

El entrenamiento creativo puede ser muy sencillo pero necesita ser constante, constituirse como hábito.


¿Repetir porque quiero... o porque no puedo?

El estereotipo repite patrones de comportamiento ante distintos estímulos, nos limita a lo que ya conocemos: mismos personajes, mismas calidades de movimiento, mismas historias, mismas emociones... mismos resultados a distintos estímulos. No significa que sea negativo el estereotipo o la repetición, pero si queremos ampliar nuestras posibilidades de expresión, entonces es necesario propiciar y estimular a lo nuevo, a lo diferente.

Un ejercicio tan simple como el espejo, en donde repetimos movimientos que mi compañero/a propone me permite descubrir una utilización de mi cuerpo que yo no hubiese hecho, y sin embargo, al copiar a mi compañero me estimula a indagar nuevas propuestas corporales, nuevos estímulos que, con la imaginación entrenada, podrán convertirse en futuras creaciones.

Una cosa es repetir un personaje o propuesta teatral porque me gusta, disfruto o hasta quizás porque sea mi salida laboral, pero otra muy distinta es repetir un personaje porque no tengo la posibilidad de crear uno nuevo.

Es nuestro propósito, como educadores teatrales, compartir ejercicios que combatan los estereotipos, transformando el miedo a lo diferente en un hábito de búsqueda que incorpore el error parte del camino.

Damian Valgiusti
Educador, Actor y Autor
valgiustidamian@gmail.com





Comentarios